Fuentes: Investigación económica

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Autor: Gilberto Loyo
Año: 1949
Nombre del artículo: La profesión de economista

 

Nota: Esta es una conferencia que Gilberto Loyo, director de la Escuela Nacional de Economía dio en el Palacio de Bellas Artes sobre la "Profesión del economista"

Entre las facultades y escuelas de la Universidad Nacional Autónoma de México, hay una escuela –la Escuela Nacional de Economía- dedicada a la formación de los economistas. Por otra parte, la profesión del economista en México ya es suficientemente conocida entre las clases de cultura alta y media. Una profesión, la del economista, que tiene una función social de importancia creciente.

Esta nueva profesión de economista tiene además elevada y noble significación social; por que piensa no en un plano de problemas e intereses individuales, sino en un plano de intereses y de problemas sociales, procurando siempre encontrar soluciones científicas y medios para alcanzar esas soluciones en el ámbito de la sociedad, no del grupo aislado. Aun cuando el economista estudie y resuelva o trate de resolver los problemas de un grupo restringido de intereses, siempre tiene que plantear y estudiar los problemas de ese grupo en función de la sociedad, por el principio de la interdependencia económica.

La profesión del economista también tiene significación política, la lucha política no es sino una de las forma que asume la lucha económica y la política es casi siempre un medio de alcanzar fines económicos por las clases y por los grupos y es la economía la que conforma, la política y le da su orientación, sus medios, sus modalidades y sus fines. Por esto el economista es guía y consejero indispensable en el orden político.

El plan de estudios de la Escuela Nacional de Economía de México se inspiro inicialmente en los mejores planes de estudio de las principales universidades europeas, mas adelantadas en este orden de estudios y, poco a poco, se ha ido adaptando a la experiencia, a las nuevas proyecciones de la ciencia y sobre todo a las realidades y necesidades de México.

Los graduados de la Escuela Nacional de Economía, que apenas exceden el primer centenar, han superado victoriosamente las pruebas en la vida profesional. Por esto no tenemos complejos de inferioridad en nuestra Escuela, ni tampoco actitud quietista de hombres satisfechos sobre las realizaciones actuales.

Exigen una vocación expresada en la capacidad de razonamiento, de construcción lógica y de análisis; demanda sentido histórico porque la experiencia nutre constantemente  el conocimiento en este orden de estudios y demanda también inclinación hacia la observación severa, minuciosa y de conjunto.

En la Escuela Nacional de Economía pueden adquirir los conocimientos matemáticos, estadísticos, contables, históricos de teoría y de ciencias aplicadas en materia económica:

  1. Quienes deseen tener una preparación en el mundo de los negocios como directores y técnicos de bancos y de seguros y de empresas industriales y comerciales
  2. Quienes deseen tener una preparación al servicio del Estado en los diferentes organismos gubernamentales y descentralizados
  3. Quienes aspiran a poner sus conocimientos al servicio de la nación en las comisiones y conferencias internacionales del hemisferio occidental y del mundo entero
  4. Quienes quieran dedicar su vida a la investigación para contribuir al progreso de la ciencia económica

Para estas cuatro vocaciones la Escuela Nacional de Economía abrirá sus puertas en 1950, como lo ha hecho en años anteriores. Recibirá bachilleres de ciencias y letras. Los primeros, con su preparación matemática, pueden dominar sin grandes dificultades el método estadístico y la estadística económica y aprender con cierta facilidad las partes de la teoría que requieren una buena preparación matemática. Ciertas lagunas de la cultura humanista que tienen los bachilleres en ciencias, las pueden llenar en los 2 o 3 primeros años de la carrera de economía, especialmente en los cursos históricos. La Escuela da a los bachilleres en humanidades la oportunidad de completar su preparación matemática en los tres primeros años de la carrera. Por esto quien tenga una buena vocación matemática y también quien tenga una capacidad matemática media, puede hacer con éxito la carrera de economía.

Quienes no tienen inclinación firme hacia el análisis y el razonamiento disciplinado y quienes rehúyen del esfuerzo de la meditación y de la reflexión, quienes no son capaces de construir mediante la concatenación de pensamiento y de juicio, no deben pretender ingresar a la carrera de economía. Quienes gustan de la historia como narración o como repetición erudita, tampoco deberían ingresar en la Escuela Nacional de Economía, rico en perspectivas  de trabajo fecundo, quienes entienden de historia desde el punto de vista genético y quienes encuentran atractiva la investigación de los hechos históricos en sus efectos y en función de sus causas. Quienes no tienen inclinación y capacidad para la observación de los complejos fenómenos económicos, sino que tienen una actitud mental se simple aceptación y aprobación de lo que ven u oyen, no deberán tratar de seguir la carrera de economista que demanda espíritu de investigación de los hechos cambiantes y complejos, como lo son los de la vida económica.

La carrera de economista no es la base de una profesión de masas, sino de una profesión altamente selectiva para minorías bien dotadas y preparadas.

Siempre la ciencia económica atraerá un corto número de espíritus investigadores y especulativos, con firme convicción de análisis y de construcción teórica. La Escuela da oportunidades a los jóvenes para adquirir estos conocimientos indispensables a la producción de esos servicios. No debemos ocultar a los jóvenes bachillerees que el estudio de la teoría económica es duro y difícil, que el estudio de la historia económica y de la historia del pensamiento económico son laboriosos, que el método estadístico exige disciplina y esfuerzo y que las ramas aplicadas de la economía demandan buena preparación básica en teoría y aptitudes de investigación.

El economista que se dedique a negocios privados puede o no alcanzar el éxito material y llegar a ocupar posiciones brillantes por su fortuna. El economista que actúe como técnico al servicio de empresas: industriales, comerciales, de seguros, bancarias, etc. No puede esperar formar una gran fortuna personal, sino vivir modestamente con mayor o menor holgura. Lo mismo puede decirse a quienes como técnicos en economía laboran al servicio del Estado o de instituciones internacionales.

Es obvio que en los primeros tramos del progreso de un país, son el Estado y las empresas descentralizadas del Estado quienes hacen una mayor demanda de servicios profesionales de economistas. Es en los tramos posteriores cuando crece mucho la demanda de servicios profesionales hechos por empresas privadas.

En los primeros tramos de una marcha progresiva nacional solo accidentalmente participan los economistas como consejeros económicos de embajadas y legaciones. Pero más tarde aparece diáfana la necesidad de que las principales embajadas y legaciones del país cuenten con consejeros economistas.

Con la intensificación de la vida internacional, aumenta a grandes pasos la demanda de economistas en las instituciones técnicas y políticas de carácter internacional. De manera que nos encontramos frente a una profesión para la que la demanda crece constantemente, a veces en forma acelerada, a veces con lentitud.

Por esto la Escuela Nacional de Economía no quiere ni debe crecer mucho cuantitativamente, sino que sus aspiraciones son la constante y sólida elevación cualitativa.

Solo extraordinariamente encontraremos casos en que el economista que posee los conocimientos para indicar lo que debe hacerse a fin de resolver un problema económico, tiene también en sus manos el poder para aplicar efectivamente las medidas aconsejables. A veces el economista es llamado ya tarde al estudio y solución de un problema. Todo esto quiere decir que el economista necesita actuar siempre sobre la base de un interés profundamente humano respecto a los problemas cuyo estudio y solución le corresponde. Por esto nos interesa tanto en la Escuela Nacional de Economía la atención constante no solo en la preparación técnica del estudiante, sino también de su cultura y del fortalecimiento de su actitud humanística que lo nutre de energías para la investigación, para el estudio y para la comprensión de los problemas económicos y los factores extra-económicos que se conjugan con ellos, así como de su significación estrictamente económica y social.

Todo esto puede hacerse en la Escuela Nacional de Economía y se va haciendo por que los catedráticos cuentan con una materia plástica.

Cada estudiante es un problema distinto desde el punto de vista vocacional. Las autoridades de la Escuela Nacional de Economía estamos a la disposición de los estudiantes que desean ingresar en ella, dentro de la discreción debida, a fin de estudiar a cada paso individual y aconsejar lo que crea como conveniente.

En la Escuela Nacional de Economía existe la más completa libertad de cátedra. Tenemos profesores de las más diferentes ideologías, pertenecientes a los variados grupos sociales. La Escuela se ha caracterizado por su respeto a la libertad de cátedra. Siempre que el profesor exponga seriamente ideas científicas o conocimientos técnicos, puede formar parte de nuestro cuerpo docente o de conferencistas, y si alguno quisiera utilizar la cátedra para exponer ideas de otro orden que no sea científico y técnico, encontrara su sanción en la actitud misma de una juventud estudiosa.

Un alto por ciento de nuestros graduados y pasantes ha tenido ya la oportunidad de ir al extranjero a ampliar sus conocimientos de ciertas especialidades y han honrado a la Universidad de México